domingo, 16 de septiembre de 2012

Las cinco claves de un buen presupuesto familiar



Para tener una economía familiar saneada, al menos, debe ahorrarse un 10% de los ingresos

El comienzo del curso después del verano supone siempre nuevos retos. Conviene organizarse, puesto que los gastos extraordinarios de las vacaciones pueden llegar a desequilibrar la economía doméstica más saneada. Por ello, para tener un mayor control sobre los ingresos y los gastos, sirve de gran ayuda elaborar un presupuesto familiar en el que se detalle cuánto dinero entra en casa y cómo sale.

Qué es un presupuesto y para qué sirve
El presupuesto familiar es un documento que se utiliza para controlar las cuentas del hogar. Gracias a él se puede emplear el dinero de una forma responsable, sin gastar más de lo que se gana. Un presupuesto mensual ofrece como resultado un saldo final que informa sobre la diferencia entre lo que se ha ingresado y lo que se ha gastado. Si los ingresos superan a los gastos, la familia es capaz de ahorrar y estos ahorros pueden guardarse, invertirse o emplearse en algún gasto nuevo.
Por ello, sea cual sea la situación económica de una familia, el presupuesto es una herramienta imprescindible para controlar las finanzas domésticas. Un presupuesto bien confeccionado sirve para:
  • Saber en qué se gasta el dinero. Hacer un seguimiento de los gastos y ser consciente de ellos evita derrochar el capital y ayuda a ahorrar.
  • Dar prioridad a ciertos gastos, para limitar o suprimir los menos necesarios.
  • Reducir o eliminar las deudas.
  • Apartar una cantidad todos los meses para ahorrar, según unos objetivos a largo plazo.
  • Acumular un fondo dedicado a emergencias y poder afrontar gastos inesperados (una enfermedad, una visita urgente al dentista, una avería del coche, la pérdida del empleo).
  • Vivir de acuerdo a las propias posibilidades, con la tranquilidad que esto supone.
  • Hacer previsiones de futuro, lo que permite hacer planes para afrontar el mañana de forma estable.
Si los gastos son superiores a los ingresos, el saldo mensual será negativo. Esto puede ocurrir en algún mes y compensarse en otros, para que el saldo anual sea positivo. Sin embargo, se debe conocer cuándo ocurre y en qué magnitud, para evitar descubiertos en el banco o situaciones que comprometan la economía del hogar. Con un presupuesto familiar detallado (realizado en un cuaderno o mediante un programa informático, como Excel), se puede controlar mejor la economía doméstica y, si hay que reducir gastos, pueden identificarse los que no son imprescindibles.
Estas son las cinco claves para hacer un presupuesto familiar:
  • 1. Hacer una lista con los ingresos
    En la primera columna del presupuesto hay que indicar cuáles son los ingresos familiares. Las entradas más importantes de dinero son, en general, la nómina o la pensión de la Seguridad Social, en el caso de los jubilados. Otros posibles ingresos son las pensiones alimenticias, los intereses de cuentas bancarias, las prestaciones por desempleo y los trabajos extras.
    Hay varios tipos de ingresos netos:
    • Ingresos profesionales: sueldos, pagas extras, bonus, propinas, indemnizaciones.
    • Pensiones: jubilación, invalidez, viudedad, prestación por desempleo, pensión alimentaria.
    • Ingresos financieros: intereses de cuentas y depósitos, dividendos, alquileres cobrados.
    • Otros ingresos: subvenciones.
    Las posibilidades para aumentar los ingresos pueden ser limitadas. Si la situación lo permite, se puede intentar negociar un aumento de sueldo, cambiar de trabajo o buscar un segundo empleo. Sin embargo, no es fácil aumentar los ingresos, por lo que lo habitual es intentar reducir los gastos para sanear la economía doméstica.
  • 2. Evaluar los gastos
    Los gastos son todas las salidas de dinero. Para saber realmente en qué situación se está, hay que incluir todos los gastos actuales, desde la vivienda hasta los pequeños desembolsos diarios. Y no se debe olvidar otros ocasionales como las vacaciones, los regalos de cumpleaños y las compras navideñas o las rebajas. Cuanta más información contenga el presupuesto, más válido es. Por ello, conviene recopilar los documentos necesarios: recibos de domiciliaciones, de compras, extractos de bancos, libretas, talones y facturas.
    Si no se dispone de toda esta información, se pueden usar cantidades estimadas, lo más ajustadas a la realidad. Algunos meses se gasta más que otros (el gasto en comidas en diciembre no es el mismo que en febrero y se gasta más electricidad en enero que en mayo), por lo que la estimación debe ser un promedio calculado.
    En muchos hogares, los ingresos mensuales son estables, pero los gastos varían. Unos meses se gasta menos y se consigue un pequeño superávit; otros meses los gastos son mayores que los ingresos y se recurre al superávit de meses anteriores para pagarlos. El problema surge cuando los gastos superan a los ingresos durante varios meses seguidos. Entonces se agotan los ahorros y hay que endeudarse para atender a los pagos.
    Es aconsejable que los gastos no superen el 90% de los ingresos, para poder ahorrar, como mínimo, el 10% restante cada mes. Este 10% se puede destinar a reducir las deudas, a crear un fondo para emergencias o a acumular capital para hacer una adquisición importante y preparar la jubilación. Cuanto más se ahorra, más opciones se tienen de inversión y se dispone de más control sobre el futuro.
  • 3. Reducir los gastos
    Hasta lograr una situación financiera saneada, es de obligado cumplimiento recortar los gastos. En la segunda columna del presupuesto hay que registrar todos los gastos que se realizan cada mes y diferenciarlos según el tipo de desembolso. Conviene distinguir entre:
    • Gastos fijos obligatorios: su importe no suele variar mucho mes a mes y no pueden dejarse de pagar. Entre ellos figuran la hipoteca o el alquiler de la vivienda, los gastos de comunidad o los préstamos bancarios. Si no se abonan al banco en los plazos establecidos, se aplican gastos adicionales de demora y la cantidad que se paga y la deuda aumentan demasiado. Además, puede verse afectado el historial crediticio del deudor, con lo que se dificulta la obtención de crédito en el futuro. En el peor de los casos, si no se cumple con los pagos, se puede perder la vivienda, o afrontar juicios y demandas, con sus correspondientes costes.
    • Gastos variables necesarios: son los suministros (agua, gas, electricidad, teléfono, etc.), la comida, la ropa o el transporte. Son gastos necesarios en la vida diaria, que se pueden reducir si se hace un consumo más moderado, como usar bombillas de bajo consumo, viajar en transporte público o bajar la temperatura de la calefacción algún grado.
    • Gastos discrecionales: son todos los demás gastos que, en caso de necesidad, se podrían reducir o eliminar. Cuando hay que economizar, en general, es más fácil empezar con los gastos discrecionales. Aquí se incluyen las comidas fuera de casa, las actividades de ocio, la compra de discos y películas, el tabaco, etc.
  • 4. Incluir a la familia
    Es mejor implicar a la familia y conocer con detalle los gastos de cada uno de sus miembros para confeccionar un presupuesto útil. Para conseguir el objetivo y reducir gastos, todos tienen que colaborar.
  • 5. Aplicar el nuevo presupuesto de acuerdo a los ajustes necesarios
    La finalidad de un presupuesto es que los ingresos cubran todos los gastos, incluido el 10% destinado al ahorro mensual. Una vez identificados los recortes necesarios, hay que elaborar el presupuesto, comprometerse a cumplirlo y revisarlo para que se ajuste a la realidad con objetivos alcanzables. Por ello, si se consigue un aumento de sueldo, no conviene incrementar los gastos en la misma cantidad. Es mejor destinar una parte de esa subida al ahorro.
    Además, para que el presupuesto funcione, hay que actualizarlo mes a mes. Es importante mantener el presupuesto familiar actualizado, en especial, los primeros meses en los que se pone en marcha y cuando es más que probable que no se tengan identificados todos los posibles gastos.

Consejos para gestionar mejor el presupuesto

Pueden seguirse unos sencillos consejos para mantener el control de las finanzas familiares:
  • Apuntar los ingresos y los gastos permite prever cuándo se necesitará emplear fondos procedentes del ahorro e identificar qué gastos se pueden reducir o aplazar hasta un momento de mayor desahogo económico.
  • Es importante ser sincero con uno mismo y saber cuánto se gasta al mes.
  • Todos los miembros de la familia tienen que estar implicados en el presupuesto.
  • Hay que ser ordenado al guardar y clasificar los documentos, facturas y escritos importantes.
  • Conviene apuntar todos los gastos en una agenda, calendario o en algún programa de ordenador.
  • Hay que anotar en el calendario las fechas de vencimiento de pagos: contribución, impuestos de circulación, pólizas de seguros, cuotas de préstamos y todos los recibos domiciliados. Esta previsión evita sorpresas desagradables y penalizaciones por demoras.
  • Es conveniente comprobar los extractos de cuentas, los recibos domiciliados y los resúmenes de tarjetas de crédito en cuanto se reciben. Hay que contactar con la entidad bancaria cuando no se entiende un apunte o se cree que puede haber un error.
  • Tener las cuentas bancarias controladas permite, en caso de necesidad, demostrar que se ha pagado una deuda o reclamar cualquier cobro indebido.
  • Los préstamos personales al consumo son muy caros. Por ello, es fundamental saldar cuanto antes las deudas por las que se paga un interés muy alto.
  • Es mejor utilizar dinero en efectivo para los gastos diarios. Las tarjetas de crédito, a menudo, distorsionan la visión de los gastos.
fuente; Eroski consumer

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