Según los últimos datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) España
cuenta con más de 3,4 millones de viviendas vacías, un 11% más que hace una
década. La compra masiva de inmuebles en la burbuja inmobiliaria que
explotó en 2008, ha provocado que haya muchos inmuebles vacíos, dado que los
propietarios no encuentran vendedor y prefieren tenerlo vacío a la espera de
que algún día les dé rentabilidad.
Muchos propietarios piensan que tener la vivienda vacía se mantiene mejor
que tenerla alquilada, suponiendo que el uso estropea más la vivienda. Tal vez
si hacemos la comparativa con un vehículo entenderéis mejor por qué esta
afirmación no es del todo cierta: Un coche parado permanentemente en un garaje
envejece más rápido que uno en funcionamiento. Lo mismo ocurre con la vivienda.
Habitualmente son las instalaciones las que más acusan el estar en desuso.
Otra de las causas por las que se prefiere mantener una vivienda sin ocupar
es la de no tener que encargarse del inquilino, del cobro de las alquileres, de
las posibles reparaciones (y discusiones) para los inquilinos pero, sobretodo,
del miedo de que el inquilino le “destroce” su vivienda.
Sin embargo, un inmueble bien conservado dura más, envejece más dignamente y
permite disfrutarlo más años. Al mismo tiempo, con un mantenimiento periódico
(que es el que un inquilino suele realizar por su propia comodidad), se evitan
los fuertes gastos que habría que efectuar si, de repente, fuera necesario
hacer reparaciones importantes originadas por un pequeño problema que se haya
ido agravando con el tiempo.
Hay que ser consciente que tener la vivienda vacía también tiene un coste
fijo:
Impuestos
Analizando los impuestos comunes de una ciudad como Barcelona por ejemplo,
el gasto mensual ronda los 200 euros/mes por cada casa en desuso.
IBI (Impuesto sobre
bienes inmuebles)
El segundo recibo más importante en cuantía para propietarios es el IBI.
Éste grava la titularidad o posesión de cualquier propiedad en manos de un
particular. Su cuantía se calcula en función del valor catastral. El costo del
IBI varía entre el 0,4% y el 1,10% del valor catastral de la vivienda por lo
que el desembolso medio por propietario es de 500 euros al año, en una
vivienda sin garaje ni trastero. En el caso de que el inmueble disponga de
añadidos, el costo puede aumentar aproximadamente unos 120 euros más. Incluye
la tasa de basuras.
Seguro del hogar
Dependiendo de lo que queramos asegurar de la casa (contenido/continente) y
de la compañía que contratemos, el gasto varía; no obstante, para viviendas
vacías, lo habitual es contratar coberturas mínimas que fluctúan en torno a los
200 euros al año.
Comunidad de
propietarios
A pesar de que la media puede variar mucho en función de si tiene ascensor,
portero o calefacción comunitaria, la media para un piso de 80m2 es de unos 75€/mes.
Suministros
La mayoría prefiere tener dados de alta los suministros. Aunque no se
haga uso de los mismos, éstos tienen un coste mínimo, que en el caso de la luz
va fijado y varía por la potencia que se haya contratado. Debido a las subidas
de las tasas, en los últimos años, el coste de mínimos en suministros se ha
elevado, llegando a tener que abonar un total anual de 540 euros por su alta
y mantenimiento.
Costes por
ciudades:
Barcelona: 2.400 euros
/ año
Valencia: 2.400 euros
/ año
Sevilla: 2.040 euros
/ año
Conciencia social
Me gustaría, por último, hacer una reflexión respecto este tema. 2.400
euros al año representan un coste de 200 euros mensuales. Existen muchas
familias que no pueden pagar los precios del alquiler de las grandes ciudades y
que finalmente tienen que acabar viviendo en la calle. En Madrid, 1 de cada 4 indigentes tiene estudios superiores y proviene de clase media. Cobrar alquileres que cubran los gastos a cambio de
mantener impecables las condiciones de la vivienda sería una buena aportación
social al mismo tiempo que cubre los costes básicos de una vivienda, ¿no
creéis?
Fuente; planreforma